domingo, 29 de marzo de 2009

Ella ni siquiera se da cuenta de que la miro, no sabe que me alucina, sonríe. Y me echa una mirada a veces, como para comprobar mi atención, pero lo mío no es solo atención, es vida, tiempo e ilusión, mejor, ilusión de tiempo. O admiración, amor, casi. Me aprecia y lo veo, la quiero. Sigue hablando, leyéndome y queriendo que entienda, compartiendo sus detalles, su vida conmigo, porque para ella saber no tiene valor si no puede regalar lo que sabe. No ve cómo la miro, mira a otro lado, tira el cigarro, habla.
Cuanto me gustaría que supieras lo que mis sentidos mandan a mi cerebro.

No hay comentarios: